David Fernández, vicepresidente de AEBIG 2025

«Desde el sector reclamamos al regulador un mayor reconocimiento»

Entrevista a David Fernández, vicepresidente de AEBIG

1.AEBIG tiene una visión muy completa del sector. ¿Cómo describirías la situación actual de implantación de plantas de biogás y biometano en España, tanto en número como en capacidad?

En España, el biogás cuenta ya con varias centenas de instalaciones operativas, alrededor de 260, principalmente dedicadas al tratamiento de aguas residuales, residuos agroganaderos, lodos de depuradora y la fracción orgánica de residuos municipales. El biometano -biogás depurado para inyectar en la red o utilizar como combustible­- todavía se encuentra en fase de despegue, con pocas plantas en operación, aproximadamente dieciséis, aunque con una cartera de proyectos en desarrollo muy significativa.

2.En los últimos años hemos visto un aumento de proyectos en tramitación. ¿Qué factores están impulsando este crecimiento y cuáles siguen frenando el paso de proyecto a planta en operación?

El crecimiento del biogás y el biometano en España se ve impulsado por varios factores clave: la disponibilidad de residuos agroganaderos, lodos y biorresiduos que requieren una gestión más eficiente; la creciente demanda de gas renovable por parte de la industria y de los operadores de red; y un marco regulatorio algo más claro, con procedimientos de conexión a la red y sistemas de garantías de origen ya activos. No obstante, la consolidación de nuevos proyectos aún se enfrenta a importantes obstáculos, como la complejidad y lentitud de las tramitaciones administrativas, la falta de un marco económico suficientemente competitivo frente a otros países europeos, la necesidad de mayor claridad y homogeneidad en la gestión del digerido y los requisitos ambientales, así como la aceptación social en determinadas localizaciones.

3. Comparando con otros países europeos, ¿en qué aspectos estamos avanzando más rápido y en cuáles seguimos rezagados?

España se encuentra absolutamente rezagada en comparación con prácticamente la totalidad de países de la Unión Europea (UE) en lo relativo a la implantación de proyectos de biometano. Se han logrado algunos avances en la planificación de la red y la trazabilidad del biometano.  En términos de número de plantas y producción efectiva, todavía estamos por detrás de países europeos líderes como Francia, Alemania, Dinamarca o Italia donde ya existen más de 1.600 plantas de biometano operativas, mientras que España apenas inicia su escalada. Aun así, la UE reconoce a España como uno de los países con mayor potencial técnico para producir biometano, gracias a la disponibilidad de recursos, lo que indica que el crecimiento del sector puede ser significativo si se consolidan las condiciones adecuadas.

En nuestro país, la ausencia de incentivos es casi total tanto para la construcción y operación de plantas de biogás como para su conexión a la infraestructura energética. Esta situación, que se prolonga desde hace años, ha limitado el desarrollo de proyectos de pequeña y mediana escala.

El sector necesita un mayor reconocimiento por parte del regulador, con medidas que impulsen proyectos de diferentes tamaños y planes ambiciosos de implantación. Asimismo, resulta fundamental agilizar los procesos de tramitación administrativa para facilitar la puesta en marcha de nuevas instalaciones.

Con un marco de apoyo estable, el biogás puede contribuir de manera decisiva a la transición energética, al aprovechamiento de residuos y a la reducción de emisiones, generando al mismo tiempo desarrollo económico y empleo en el territorio.

4. ¿Qué previsiones hay para los próximos tres a cinco años en cuanto a número de plantas y producción de biometano?

Es complicado de definir. La voluntad de que haya plantas por parte del sector del biometano está ahí. Con la cartera de proyectos actualmente en desarrollo, se prevé un salto de escala en los próximos 3 a 5 años, con decenas de nuevas plantas de biometano entrando en operación. Pero mientras se mantenga la actual incertidumbre regulatoria, y no se agilice  la tramitación, existe un riesgo real de que se haga solo una fracción del biometano que España necesita. Y si eso ocurre, nuestras empresas invertirán en otros países, nuestro sector agroalimentario perderá una oportunidad única, y nos descarbonizaremos con biometano producido fuera.

5. La CNMC ha regulado el procedimiento de conexión a red y se han activado las garantías de origen. ¿Cómo están afectando estas medidas a la viabilidad y ritmo de implantación de nuevos proyectos?

Esperamos que tenga un efecto positivo en el sector, pero, en la actualidad, el impacto es mínimo, pues el mercado interior de biometano en España es casi inexistente. La Circular 2/2025 de la CNMC establece un procedimiento claro de acceso y conexión a las redes de transporte y distribución, con criterios técnicos y económicos definidos. Esto es un cierto avance.

6. ¿Qué papel están jugando o deberían jugar los distintos actores: administraciones, inversores, agricultores y ganaderos, ¿para acelerar la implantación de plantas de biogás y biometano en España?

  • Administraciones. Deben simplificar y unificar criterios en la tramitación, clarificar la gestión del digerido, habilitar mecanismos de apoyo transitorios -como subastas, primas a la inyección o contratos por diferencia- y acompañar estos pasos con una adecuada planificación de la red. También es clave su participación para reforzar la aceptación social. En líneas generales, las administraciones regionales están tratando de impulsar los proyectos, pero, en muchas ocasiones, se ven limitadas por la falta de recursos.
  • Inversores y financiadores. Su papel consiste en impulsar proyectos que sean coherentes tanto desde el punto de vista financiero como medioambiental. Hasta el momento, este tipo de actor ha realizado una aportación significativa de recursos y esfuerzos al desarrollo del sector del biogás, aunque los resultados tangibles aún están por consolidarse.
  • Agricultores y ganaderos. Aportan los sustratos y se benefician de una gestión más eficiente de purines y estiércoles, además de fertilizantes orgánicos procedentes del digestato, cerrando el ciclo de nutrientes. Su participación temprana en el diseño de los proyectos es determinante. El papel de las asociaciones agrarias es clave para el desarrollo del sector del biogás, ya que representa una oportunidad compartida que puede aportar beneficios al conjunto del sector agroalimentario. Trabajar de forma conjunta permitiría aprovechar al máximo el potencial de esta fuente de energía, generando valor tanto para el sector agroalimentario como para la transición energética.
  • Operadores de red y empresas energéticas. Es necesario seguir invirtiendo en capacidad de inyección y facilitar la conexión de nuevas plantas mediante soluciones técnicas adecuadas y contratos estables. Hasta ahora, su apoyo al despliegue de proyectos de biometano ha sido fundamental y constituye una base sólida sobre la que continuar avanzando.